He dejado que la luz del sol ilumine mi piel. He dejado que el viento me despeine, que juegue con el polvo, que me entre en los ojos. Me he permitido llorar. Y ahora. No quiero volver atrás. Me gusta la realidad. El echarte de menos. Las llamadas de madrugada, de amaneceres. Las camisetas anchas, tu colonia. Me atas, me obligas a quererte. Y no quiero irme a ningún sitio, si no es contigo. No digas más. Te quiero.