Busqué la fricción de dos cuerpos que, sin necesidad de respirar se mantenían con vida. Descubrí la fusión causal sin tacto, la vibración . Y, cuando te dejé ir: acabé encontrando, en el humo de mis pulmones, tu aroma camuflado; con garras afiladas y un ejército de mil alvéolos luchando por permanecer. Ahora, (te esnifo) a diario.