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Cambio de dirección del blog.

Cambio la dirección del blog a ; https://lenguajedeloscorazonesrotos.wordpress.com/ por motivos de diseño y comodidad. No eliminaré este blog ya que aquí está mi recorrido y  no he podido pasar todos los poemas a la nueva dirección, solo los que he visto más llamativos. No publicaré nada nuevo aquí. Twiter: AleAleyan Facebook; Alejandra Torrero
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Por ahí va otra futura muerta.

Nos están matando con cada cierre de cremallera. Están muertas para el estado. Estamos perdiendo la vida de un suspiro y cuando pasean y nos miran y se les resbala la saliva y nos gritan, en realidad están pensando "mira, por ahí va otra futura muerta y si ese cuerpo frío y pálido, desprendiendo aún  terror y rabia estuviera sobre mis brazos me lo follaría." Estamos muertas, ya estamos muertas. Muertas y condenadas a ser solo eso; una nueva causa natural de muerte. Muerte por asfixia Muerte por derrame cerebral Muerte por traumatismo Muerte por metástasis Muerte porque ha aparecido muerta. Muerte por orden de alejamiento. Muerte porque se extravió la denuncia. Muerte porque la policía la interrogó más a ella que a él. Muerte por el estado fascista Me repito, me repito como un vómito de hiel. Nos están matando. Y cuando nos miran, nos leen, nos persiguen, cuando nos callan, maltratan y acechan y en los titulares aparecemos sin aparecer, sin más

Mi entrada triunfal en el sexo y mi primera violación.

-Las personas que se quieren lo hacen. Esas fueron sus palabras. Yo con 17 años y con una concepción del sexo que no llegaba más allá de la penetración me encontré sin saber que decir. Sin una respuesta clara. Sin una argumentación aplastante. Me encontraba sola y humillada, con una larga lista de preguntas y prejuicios que me tiraban de lleno al precipicio junto con las actitudes que no me cuestionaba, junto con unas normas de las que no podía salirme. Aquella frase dejaba implícito toda una serie de ordenanzas y prohibiciones sociales, de expectativas, de alturas y listones. Y la repetía, cada vez que podía, cada vez que bajaba la guardia impulsándome un pasito más. Yo con 17 años y avergonzada de no haber sido penetrada aún, como si esa acción fuera a liberarme, me preguntaba lo que una debía preguntarse según el resto. Todas las respuestas eran No. Sin embargo aquella frase me seguía humillando, me infantilizaba y me hacía sentir vulnerable. Incesante, insistente, continuad
No soporto el chillido de mi cuerpo al mostrarlo. Se pone histérico. Me revienta los tímpanos. Inibe todo sonido exterior. No soporto el chilido de mi pecho cuando tapo mi cuerpo para callarlo. Se pone coherente. Me revienta el cráneo. Inibe todo sonido exterior. No soporto que me chillen y me chillo, me chillo a diario.

Consejos para mentir.

Para mentirle a una hay que creerse la mentira. No solo vale con crearla, arrastrarla y sostenerla. No solo vale con echarla a volar y esperar el aterrizaje. Hay que controlar el viento y la trayectoria. Hay que dejarla tocar el suelo en el sentimiento justo. Para soltar una mentira hay que sentirla y hacerla propia porque lo que es nuestro no se olvida, no se cambia, se retiene y se expande. Se hace olor y se desprende día a día. Si vas a soltar una mentira hazlo como dicen que no se puede. Miénteme, pero hazlo bien. Hazlo concienciado, que jamás lo descubra. Si no tienes la valentía para asumirla y sufrirla, si dejas una duda al descubierto, un matiz cambiante, una cuartada imprecisa.. No pronuncies palabra porque todo tu discurso será en defensa propia y tú, tú no estabas roto.

A fuego lento.

Se me retuercen los poros cuando me ataca la duda y el estómago declara la huelga . Me rasga la piel de la espalda con las uñas del pasado ensangrentadas ya del último maltrato. Ridícula y la tilde me taladra la clavícula. Gorda y la yema de los dedos vuelven con las viejas adicciones. Estúpida estás sangrando y barriendo el pasillo. Has dejado los interrogantes por las perchas, el llanto en el teclado, las inseguridades en la cisterna, la ansiedad en el frío, el ego a fuego lento, la mentira emplatada, la toxicidad sosteniendo el tenedor, la sumisión el cuchillo y los gritos, los gritos como siempre dentro del armario. Dime cómo seguir en pie si tras las puertas de mi casa se respira mi muerte. Si cada noche le doy la bienvenida a todas las escenas de terror con la boca tapada y sin posibilidad de decir No. Que ya no me culpo, solo me comparo y esa es otra manera de recortarme la cadera.