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Mostrando entradas de noviembre, 2015

Solo hay unos ojos.

Me encuentro de pie, tambaleándome, cual péndulo en pleno terremoto. Sujetada  por los ojos marrones que la  biología no quiso darme.  Le parecía excesivo darme tanto de ti. Soy adicta a los desastres, al aburrido tiempo que precede al fracaso,  y créeme, han sido demasiados fracasos. "Deja ya de destrozarte la rodillas" Me decías con cinco años. Eres un trillo, lávate los dientes, sécate el pelo antes de dormir. Me asombra la constante lucha,  sin el más mínimo atisbo de retirada,  incluso cuando yo misma era el enemigo. Cuéntame cuanto amor puede darse  en una sola vida,  cómo se da más de lo que piden,  de lo que es necesario,  de lo que es merecido, cuando solo el valor de brindarme la existencia me parece suficiente.

Veinte

Me he divorciado de esta sociedad y  no me ha quedado ni la pensión por los últimos veinte años de sufrimiento. He puesto órdenes de alejamiento que han ardido antes de llegar a la institución. Han declarado, mi denuncia, como falsa y exagerada por la menstruación. Incluso han querido desahuciarme  de mis propias carnes  por no querer pagar periódicamente  los clichés. He susurrado, hablado y gritado. He andado, corrido y parado. Me han dicho que no eran las formas. He reivindicado, luchado y muerto Me han llamado autoritaria. Me han dado el respeto que merece  una mujer pero no el que merece  una persona. Y esto es indignante -aunque me llamen victimista-

Bossa nova

Te dije que me bajaras las bragas y me jodieras encima de la mesa, que nunca entendí de modales  y así aprovechaba que llevaba falda. Ya no recuerdo si te lo dije o lo pensaba mientras me tocaba, pero había una bossa nova de fondo, acogiéndome  en un quejido, revestido de realidad y punteado con cobre. El tiempo es relativo, afirman. Yo solo sé que de 15 a 20 minutos, puede haber  un orgasmo de diferencia. Así acabó todo; con un poema en tu rostro mucho mejor que este.

El muro.

Ha llegado el frío y no ha dejado intacta ni una sola coma. Parece haber pasado por mi retina mil guerras mundiales y el hambre de terror se ha apoderado de nuestros dientes. Ha llegado el frío y la solución han sido chimeneas del tamaño de una población  mientras en el extrarradio de una nube lucen las banderas de la compasión. Ha llegado el frío  y los termómetros clasifican quién sufre de hipotermia. Ellos nos han alertado, ya cinco veces, de la financiación de las cerillas y el odio, de que es necesario sacrificar para perpetuar  los medios de desinformación. El frío ha llegado  congelando todas las imágenes  y ofreciéndonos una realidad de cristales enfrentados que no queremos tocar.