Me encuentro de pie, tambaleándome, cual péndulo en pleno terremoto. Sujetada por los ojos marrones que la biología no quiso darme. Le parecía excesivo darme tanto de ti. Soy adicta a los desastres, al aburrido tiempo que precede al fracaso, y créeme, han sido demasiados fracasos. "Deja ya de destrozarte la rodillas" Me decías con cinco años. Eres un trillo, lávate los dientes, sécate el pelo antes de dormir. Me asombra la constante lucha, sin el más mínimo atisbo de retirada, incluso cuando yo misma era el enemigo. Cuéntame cuanto amor puede darse en una sola vida, cómo se da más de lo que piden, de lo que es necesario, de lo que es merecido, cuando solo el valor de brindarme la existencia me parece suficiente.