Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de octubre, 2014

El cielo de tus caderas.

Encontré la columna de tus versos y quise escalar cada miedo. Es un hecho que quise dejar mis besos en cada hueso y de beso en cuando  escuchar el ruido de tu sexo. Encontré tus cadenas, la celda y la condena. Bajo la almohada un poema y un amor bajo las ojeras. Y entre tanto desastre apuntamos un detalle; Para desvestirnos del dolor no nos hicieron falta dedos, para cubrirnos de amor nos hicieron falta versos.

La rata.

Nos dedicamos a reutilizar corazones -cuando el nuestro se siente solo- Como una boquilla sucia, que no esperabas encontrar. Alimentándonos de él Como un librillo inacabado que aun se puede exprimir un poco aun puede sentirse más vacío. Somos caníbales de amor. Ocupando el sitio que otros dejaron y hasta su hueco de la cama usurpamos. Y cuando ya no queda más que las cenizas utilizamos el cartón para un pitillo y regalamos el cenicero -¿Quién lo mata? Preguntaron mientras grindaban un nuevo corazón.

Blues 2.

Quiero leerte A todas horas como a mi libro favorito Tantas y tantas veces hasta recitarte el alma. Que mis versos estén a la altura de tus caderas Cobijarme en ellas como un cachorro aterrorizado. Quiero apropiarme de cada carcajada como te apropias de Benedetti cada mañana -al darme los buenos días- Descubrir cada verso entre tus dedos. Resbalarme por la tinta de tu cuaderno. Quiero acariciar tus miedos mecer tu inocencia perdida -traerla de vuelta- Peinar tus desengaños consolar tus días grises Ser verano en tu pecho y primavera en tu entrepierna.

Blues

Quiero hacer justicia con tu piel (d)escribir cada poro en papel calcar la punta de tu nariz acariciar tus abrazos guardar tu voz en mi pelo. Mis dedos saben gritar tu ausencia mi cuerpo protesta el recuerdo -Y reclama alzheimer para sentirte por primera vez- Somos un burdel con olor a jazmín, un paseo clandestino por mercadillos no correspondidos, un suspiro ilegal y un blues que revela lo que las lenguas guardan. Siempre quise colarme en tus versos para ser musa y poeta de cada sinalefa.

Hoy, mañana y entonces.

Hoy quemé un libro, dejé un café, deshice un cigarro y me imaginé sola. Entonces me sentí ignorante, me sentí dormida, me sentí vacía y rota. Hoy es el mañana que esperé, el ayer que olvido y el presente que querré.