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Mostrando entradas de mayo, 2015

Amor, el verano entró con tu llegada.

Te acercas a mi, con las manos llenas de ganas y caricias para besarme cualquier pedazo de piel al descubierto y hacerme sentir libre como cuando riego las plantas descalza y despeinada, con los pies encharcados en una tarde de mayo. Entonces Sevilla vuelve a tener encanto y los naranjos florecen para llenar nuestras bocas de azahares y azoteas. Amor, el verano entró con tu llegada una noche de enero.

Rojos.

 Yo que sufro el paso del tiempo y me angustia no ver el sol. Que no sé escribir en otra boca que no sea la mía vengo a contarte con la redundancia de quien ama  que la cafeína está siendo mancipada por sobredosis de cocaína, que los cigarrillos ya no se fuman secos y  las juanolas van bajo la lengua. Mientras, los viejos siguen hablándonos de bandos y pactos, de caídos y banderas  de sangre y grises. Qué le contaremos a los siguientes sobre la cretina libertad sellada en el parlamento, sobre el garrafón del capitalismo ante la democracia, sobre la dictadura populista.. Le contaremos la podrida patria en la que nos hemos convertido, como tiramos sus muertes y vidas al foso de la razón perdida. Como mancillamos todo sus esfuerzos con la moral de quien te mira la espalda y pierde el mapa por no mirarte la cara.

Estaciones.

Que hice, para acabar cubierta de tus sábanas, enredada entre tus piernas, y a la sombra de tus pestañas. Para acabar recitándote poesía, atrancando la puerta, de las escaleras de incendios y abriendo las ventanas. Y que hago, si mis palabras son otoños que no consiguieron florecer congeladas por la última primavera, si el calcio grita y el nervio se vuelve discípulo de tu presencia. Si me gusta alargar las discusiones, para luego poder abrazarte más fuerte. Si nos dieron dos días y los contamos en segundos. Que haré, cuando el invierno nos alcance el próximo verano y sean hojas secas nuestros desnudos, "X" segundos nuestra historia. Qué pasará, con los versos que aun no pude escribirte.