Te acercas a mi, con las manos llenas de ganas y caricias para besarme cualquier pedazo de piel al descubierto y hacerme sentir libre como cuando riego las plantas descalza y despeinada, con los pies encharcados en una tarde de mayo. Entonces Sevilla vuelve a tener encanto y los naranjos florecen para llenar nuestras bocas de azahares y azoteas. Amor, el verano entró con tu llegada una noche de enero.