Que hice,
para acabar cubierta
de tus sábanas,
enredada entre tus piernas,
y a la sombra de tus pestañas.
Para acabar
recitándote poesía,
atrancando la puerta,
de las escaleras
de incendios
y abriendo las ventanas.
Y que hago,
si mis palabras
son otoños que no
consiguieron florecer
congeladas por la última
primavera,
si el calcio grita
y el nervio se vuelve
discípulo de tu presencia.
Si me gusta alargar las
discusiones, para luego
poder abrazarte más
fuerte. Si nos dieron
dos días y los contamos
en segundos.
Que haré,
cuando el invierno
nos alcance
el próximo verano
y sean hojas secas
nuestros desnudos,
"X" segundos
nuestra historia.
Qué pasará, con
los versos que aun
no pude escribirte.
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