No me sirve observarte.
El peso de no tocarte
acaba por las ramas de tu cuerpo
y allí, sufro de vértigo.
Necesito un muro
que soporte el azufre
de nuestro infierno
Ante todo pronóstico,
cuando no sacia,
busco la ontología
del diagnóstico
Me niego a perder la virginidad
cuando el vicio que me sobra
Y la queja de tus huesos
salen a bolsa un lunes.
No la he perdido.
La repudio
junto con sus ideales
patriarcales.
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