-¿Cómo era?
-¿El qué?
-Su sonrisa.
-Era como un café cargado, era mi tipo de café favorito. Un café en taza blanca con dos de azucar y un culo de leche. Era droga para los ojos e insomnio para el corazón. Pero lo que más me gustaba eran las comillas a cada lado que convertían sus labios en la cita de mi vida. Y no una cita cualquiera, si no una declaración. Poesía que acompañaba al café y a las ganas de vivir.
Comentarios
Publicar un comentario