Son las mañanas de verano,
en las que el vuelo de los pájaros corta la brisa.
Son los bancos, fríos, y de hierro gastado
Y en una plaza nueva con años de historia nos sentamos a escuchar.
Las naranjas siguen verdes, como el uniforme de la mujer de enfrente.
Los escalones centrales parecen más altos, o solo cuestan más subirlos.
Ya no tengo el corazón roto, y fumo por vicio.
Las cervezas, ahora saben a agua, y los cafés a compañía.
Nada ha cambiado, pero todo es distinto.
Ya no sé si son mías o tuyas las letras que te escribo. Si te vas y son mías : ¿A quién le escribiré cuando nos quedemos a solas, el mechero y yo? Cuando te lleves todo lo tuyo, y con ello la inspiración. Tendré que reinventarme junto con tus letras, que hablarán de mí sin ti. ¿Perderán el sentido los versos de amantes, de camas, de sueños? ¿Y las sábanas? Me pregunto si rasparán. Si te vas y son tuyas: Escribiré tu último beso. Relataré mi último desvelo y pensaré en el primer insomnio de no tenerte. Pero si son nuestras las letras: estaré perdida sin los dos. Ya no no sé si son mías o tuyas las letras que te escribo: y entre tanto yo, tú, me, te, mi, sin ti, aprovecho el nos, el os y el nosotros.
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