Guárdame el dolor
bajo enero.
Guárdamelo
hoy que quiero ser presente
y no herida.
Apacíguame el ego
que quiero amarme en libertad,
que quiero amarme sin redundancias.
Guárdamelo tú
que siempre fuiste la mano izquierda,
la rabia en las ojeras,
la cerradura del búnker,
la mirilla en el tanque.
Tú que amándome a secas
leíste todas mis cartas,
las que no son para ti,
las que no eran para nadie.
Guárdamelo una vez más
hoy que el dolor es compartido,
que siento tu abandono por fin como propio,
que tengo pulso para escribirte
y no me siento tuya.
Hoy
que me dedico la culpa
de no quererte siempre
pongo mi nombre como destinatario
y remitente.
Voy a dedicarme todo lo que te mereces.
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